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OJALÁ PAOLA ANGÓN DÉ LA SORPRESA

Alejandro Mario Fonseca

Recibí un correo de un lector que no conozco, que me corrige el “lenguaje tan rebuscado que utilizo en mis comentarios”. Y me pone el ejemplo del término “sostenible”, “que nadie utiliza, porque lo correcto es hablar de sustentable. Así que nuevamente quiero abundar sobre el tema.

Es cierto, está de moda hablar de desarrollo sustentable. Hoy en día casi todo el mundo se dice ecologista sin saber bien a bien de qué hablan. Incluso hay quienes viven del discurso ecologista y son los peores detractores de la ecología; es más viven de la mentira y del abuzo, están aliados con la caricatura que queda del ogro filantrópico llamado PRI gobierno; además son “exitosos”, gozan de riquezas e impunidad: pertenecen al clan del niño verde.

Dicho lo anterior, entro en materia. Lo primero que hay que decir, es que el término “sustentable” es erróneo, no existe en español. Lo correcto es decir sostenible. Sustentable es aquello que se puede defender con razones. En cambio sostenible es aquella cosa o acción que se puede mantener, sostener, a lo largo de un tiempo razonable.

Y para poder entender qué es el desarrollo sostenible, también hay que aclarar qué es el desarrollo. Y resulta que el desarrollo no es simple crecimiento como muchos economistas neoliberales creen. El desarrollo económico si es el incremento en la producción de bienes y servicios, pero no nada más, también debe incluir el incremento en bienestar social; es decir debe incluir inversión en salud y en educación, por lo menos.

Los municipios también deben hacer su tarea

Además, el desarrollo sostenible es aquel que no daña el medio ambiente, pero no nada más en el futuro inmediato o en el mediano plazo, sino en el tiempo largo.

En suma, el desarrollo sostenible es aquel en el que se logra crecimiento económico con la creación de nuevas empresas, públicas y privadas, manteniendo un medio ambiente limpio, en una sociedad en la que se garantiza el bienestar mediante servicios educativos y de salud de calidad, y todo esto en el tiempo largo.

Otro error grave de conceptualización es creer que este tipo de políticas solo las puede implementar el gobierno federal y de allí bajarlas a los estados y finalmente a los municipios. Entonces si el gobierno federal no hace nada concreto, nada serio sobre el tema, si se queda en la retórica y la demagogia, los acuerdos mundiales como el que se dio recientemente en Paris sobre el cambio climático, serán un rotundo fracaso. Por no hablar del abuzo en cuanto a los salarios de los funcionarios involucrados en los programas, de las escaleras de moches y en general del despilfarro.

Es exactamente al revés, son los municipios los que deben impulsar proyectos de desarrollo sostenible en función de sus propias capacidades, su potencial y sus condiciones sociales concretas y específicas. Algunos cuentan con una vocación hacia el desarrollo industrial y comercial; otros como el de Cholula, más enfocada hacia el turismo y la producción artesanal.

Yo dudo mucho que los programas de desarrollo regional en marcha por la presidencia de la república lleguen a buen puerto si es que los municipios no rompen con los vicios de corrupción heredados. Se requieren tres cosas, buenos proyectos de desarrollo sostenible, viables, en los que participe la ciudadanía; buenas relaciones con los gobiernos estatal y federal para bajar recursos; y todo realizado en un marco de total transparencia, en el que participe la ciudadanía organizadamente vigilando, supervisando y auditando todo el proceso. Para sí hablar de la solución a uno de los grandes flagelos que corroen la vida política y económica de nuestro país: la corrupción.

¿Qué hacer con la basura?

Un buen ejemplo es el tema de la basura, que no es nuevo. Yo me acuerdo de que por allá, cuando el partido verde era realmente partido, realmente ecologista, le propusimos a Alejandro Oaxaca, el presidente municipal en turno, que iniciara un proyecto ambicioso de reciclaje de basura.

Contábamos con un regidor ecologista y eso facilitaba la viabilidad de nuestra propuesta. Si nos recibieron y escucharon en el Cabildo, sin embargo, la idea nunca prosperó. Después nos enteramos de que predominó el argumento de que no estábamos suficientemente maduros desde el punto de vista cultural.

Veinte años después, sigo escuchando los mismos argumentos y la solución al problema de la basura sigue siendo la misma: enterrarla.

En estos tiempos de “globalización” (la palabra correcta es mundialización) y de desarrollo “sustentable”, es decir sostenible, ya ni en los países ricos se sigue enterrando al basura. A lo largo y ancho del planeta podemos apreciar como países ricos y pobres (Chile, Italia, Colombia, etcétera) impulsan proyectos como “La basura sirve”, “Basura cero: una alternativa sustentable”, etcétera.

En nuestro país la SEMARNAT (Secretaría del Medio ambiente y Recursos Naturales) tiene ya rato apoyando a los municipios con un programa que se llama “Gestión integral de los residuos, una visión

de futuro”. Con suerte y mi pesimismo es exagerado y los ciudadanos de San Pedro Cholula no sabemos bien a bien qué tan encarrilados ya vamos con el nuevo Plan de desarrollo de la panista Paola Angón. Ojalá que la flamante alcaldesa de Cholula nos dé una sorpresa.

Les hace falta imaginación

Y digo todo esto, porque de los nuevos gobiernos panistas, incluido el de Cholula, no escucho otra cosa más que retórica, la misma cantaleta de siempre. ¡Valla! que hueva.

Sí, lo de siempre, que van a contratar más policías, que van a poner cámaras por todos lados, que regresaran el hospital que ellos mismos se llevaron, que si la “casa rosa” para las mujeres violentadas, etcétera, etcétera.

¡Qué horror! Absoluta falta de imaginación. Lo que proponen es resolver los problemas urgentes con la retórica de siempre. Mientras que lo importante ni siquiera lo mencionan.

Por lo que se ve, nos gobiernes los rojos, los morados o los azules, seguiremos sin atender en serio los graves problemas de la inseguridad y de cuidado del medio ambiente. Ambos requieren de un Plan de Desarrollo Sostenible a la altura de los tiempos.

El Presidente AMLO sigue con su cantaleta de que todo se resuelve desde arriba. Está equivocado, el verdadero desarrollo sostenible se implementa desde abajo. Sí, con administraciones municipales honestas, pero con el apoyo de la ciudadanía.

Insisto, a nuestras autoridades municipales les hace falta imaginación, son los municipios los que deben impulsar proyectos de desarrollo sostenible en función de sus propias capacidades, de su potencial y de sus condiciones sociales concretas y específicas.

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