Alejandro Mario Fonseca

Acabo de leer el pasado lunes, en la edición 14/08/2023 de La Razón un artículo de Bibiana Velasso que se llama Libros Comunistas. Sí, el fantasma del comunismo sigue suelto y ahora en la antesala de las elecciones del 2024 recorre México.

La Belasso no dice nada nuevo. La misma cantaleta de siempre; ahí les va un botón de muestra: “Los nuevos libros de texto enseñan muy poco matemáticas o español, pero eso sí buscan adoctrinar a los niños y niñas mexicanos; uno de los ejercicios es que los estudiantes salgan a la calle y pregunten en sus comunidades si son oprimidos u opresores”.

Y luego sigue toda una perorata en contra de Marx Arriaga (el director responsable de los nuevos libros) y sus colaboradores, seguida de una abierta denostación de la educación oficial en Cuba, Venezuela, China y hasta en la Rusia de Putin.

El libelo me recordó dos textos (muy distintos, pero también muy cercanos), la Pedagogía del oprimido de Paulo Freire y la Defensa de Sócrates de Platón.

En cuanto al libro de Freire, que fue publicado por Siglo XXI en 1968, le comparto un hermoso fragmento que anda circulando en las redes sociales del Internet.

Les pagaba poco a los peones, pero era padrino de sus hijos

– Paulo Freire: Muy bien, yo sé, ustedes no saben. Pero ¿por qué yo sé y ustedes no saben?

– Campesino: Usted sabe porque es doctor. Nosotros no.

– Exacto. Yo soy doctor. Ustedes no. Pero ¿Por qué yo soy doctor y ustedes no?

– Porque usted fue a la escuela, ha leído, estudiado y nosotros no.

– ¿Y por qué fui a la escuela?

– Porque su padre pudo mandarlo a la escuela y el nuestro no.

– ¿Y por qué los padres de ustedes no pudieron mandarlos a la escuela?

– Porque eran campesinos como nosotros.

– ¿Y qué es ser campesinos?

– Es no tener educación ni propiedades, trabajar de sol a sol sin tener derechos ni esperanza de un día mejor.

– ¿Y por qué al campesino le falta todo eso?

– Porque así lo quiere Dios.

– ¿Y quién es Dios?

– Dios es el padre de todos nosotros.

– ¿Y quién es padre aquí en esta reunión?

Casi todos levantando la mano, dijeron que lo eran. Mirando a todo el grupo en silencio, me fijé – dice Freire – en uno de ellos y le pregunté.

– ¿Cuántos hijos tienes?

– Tres.

– ¿Serías capaz de sacrificar a dos de ellos, sometiéndolos a sufrimientos, para que el tercero estudiara y se diera buena vida en Recife? ¿Serías capaz de amar así?

– ¡No!

– Y si tú, hombre de carne y hueso, no eres capaz de cometer tamaña injusticia, ¿Cómo es posible entender que la haga Dios? ¿Será de veras Dios quien hace esas cosas?

(silencio)

– No, no es Dios quien hace todo eso. ¡Es el patrón!”

PAULO FREIRE. “Pedagogía de la esperanza” (conversación con estudiantes campesinos).

En defensa de Sócrates

Sócrates en el año 403 a. de J. C. no se suicidó como el vulgo cree, sino que fue condenado a muerte, entre otras cosas porque era ateo, ya que no creía en los dioses de la ciudad; y porque era el maestro del <<conócete a ti mismo>>, que estaba por la instauración de una educación de tipo crítico; en suma “porque era un corruptor de la juventud”. Además, su magnífica retórica indignó a sus acusadores y jueces.

La altanería moral de Sócrates, su hombría y su actitud filosófica ante la muerte, amén de aquella encantadora ironía que le permitió una vez más burlarse agudamente de sus detractores, fueron el factor coadyuvante de su condena.

Desde la filosofía de los cásicos griegos, pasando por el Renacimiento y de la Ilustración, hasta las propuestas pedagógicas de nuestros días (Freire, Piaget, Freinet, etc.), todos están por una educación activa y crítica, en la que estudiantes, profesores y padres de familia participen armónicamente.